Cuadrándose ante una abogado

 

La vida está compuesta de una sucesión de acontecimientos: buenos, regulares, malos… Pero a veces, rara vez, en contadas ocasiones, sublimes.

Como abogada, en múltiples circunstancias, he vivido en primera y tercera persona esos momentos. Y a pesar de que hay quien mantiene que el abogado debe ser ajeno al conflicto de su cliente, de tal manera que mantenga una visión aséptica de la cuestión en lid, no lo he conseguido con el paso de los años.

Ni lo he conseguido, ni lo he pretendido, porque no entiendo la abogacía de otra manera que mediante la empatía con el cliente y, por ende, con su pretensión, lo que me ha llevado no pocas veces a ser demasiado pasional en la defensa de aquélla.

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